El poder del marketing minorista ha pasado del anunciante al cliente en los últimos años, ya que lo digital ha alterado las que solíamos considerar prácticas comerciales probadas y verdaderas. Con la proliferación de canales más allá de la tienda y el sitio web, ahora son los clientes los que ponen las condiciones a la hora de relacionarse con las marcas. Con este cambio surge la expectativa de que a los consumidores les será más fácil comprometerse con las marcas, cuando quieran y cómo quieran, sin importar dónde se encuentren. Pero ¿Qué debería importarles a los vendedores minoristas que buscan sobrevivir al complejo, digital y cambiante panorama?
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